sábado, 31 de enero de 2009

PARVULADAS

Nada atrae más a la mugre…

que los niños.

Comercial de “ACE”

Cuando somos niños, no hay nada que nos importe más, que jugar y ensuciarnos. A sabiendas de las reprimendas posteriores de nuestras bienaventuradas madres, pues claro: ellas lavaban nuestra ropa.

Recordar los juegos con barro en la huerta de mi casa, los fósforos que ingería (posible causa de mi estado actual), el miedo a cruzar la Avenida España (que entonces, me parecía enorme), horas de creación con plastilinas y los veranos mostrando, sin verguenza, mi ropa de baño de patito, me hace añorar lo feliz y libre que era, a pesar de todo. Por eso...



Qué levante la mano quien se comía la goma!

Qué levante la mano quien se comía el barro!

Qué levante la mano quien jugaba con su amigo imaginario!

Qué levante la mano quien lloró el primer día del kinder!

Qué levante la mano el que destrozaba el maquillaje y/o las cremas de la madre para hacer mezclas radioactivas!

Qué levante la mano quien se hacía el enfermo para que no lo lleven al colegio!

Qué levante la mano quien soñaba con ser alguno de los Thundercats!

Qué levante la mano quien lloró con la despedida de Candy y Terry!

Qué levante la mano quien era un pirómano en potencia y casi incendia su casa!

Qué levante la mano quien terminó con un tajón en el mentón por alguna travesura!

Qué levante la mano quien comió yucas fritas en lugar de pan durante el primer gobierno de Alan!

Qué levante la mano a quien un día le regalaron un fajo enorme de billetes y todo porque el inti se devaluó tanto que no servían para nada!

...a mí, me destrozaron el corazón, ja.


2 comentarios:

  1. Yo, levanto la mano porque me terminaba los sobrecitos de ajinomoto, por chupar el limon con sal, y por aguantar de no ir al bano porque si entraba a la casa ya no me dejaba salir mi vieja!!..jojo......ElyPaz

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  2. Así es mi querida niña cabeza de repollo. Recuerdo el tiempo cuando no era tan pulcro, cuando lo mágico cohabitaba conmigo, por lo que debía cuidar mis hombros para no ser victimizado por el ayapuma y había el riesgo de ser devorado por la malahora. Luego apredí a leer y cambié la calle por el Drácula. Igual poco a poco te van haciendo insensible, te inmunizas contra el dolor, o al menos eso crees, igual estás infectado. Pero ahora es tiempo de dejarlo ir, ya lo has visto a los ojos, déjalo ir. No creo en el perdón, pero queda la indiferencia y el olvido, lo que te ayudará a seguir vivo por un tiempo más.

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